La efectividad vacunal (EV) de la vacuna antigripal tiene una alta variabilidad en función de aspectos relacionados con la vacuna, como la similitud o la discordancia, mismatch, entre las cepas vacunales y las circulantes salvajes, el tipo de vacuna (atenuada o inactivada), la presencia de adyuvantes o la vía de administración. Además, existen también tres aspectos fundamentales no directamente relacionados con la vacuna en sí: el virus (transmisibilidad, virulencia, comportamiento epidemiológico), el individuo (edad, comorbilidad, riesgo de exposición) y el objetivo de prevención perseguido (diagnóstico confirmado, enfermedad clínica, complicaciones o fallecimientos). Incluso, se ha visto una alteración de la efectividad en relación con la obesidad.
La efectividad globalmente considerada es del 65 %, pero varía en función de los aspectos anteriormente expuestos.
En cuanto a la efectividad según los grupos de edad, existen estudios realizados en niños de 9 meses a 3 años de edad con las vacunas inactivadas trivalentes que registran en torno a un 72 % de efectividad en la prevención de la gripe. Las vacunas vivas pueden alcanzar una efectividad del 80 %, que oscila entre el 60 % para proteger frente a cepas diferentes de las vacunales y el 88 % para temporadas con buena concordancia entre cepas vacunales y circulantes. Un estudio reciente en niños de 2-17 años de edad muestra datos de EV de un 50 % para la vacuna viva atenuada y de un 39 % para las vacunas inactivadas trivalentes.
La efectividad de las vacunas inactivadas en adultos sanos, con edades entre 16-18 y 59-65 años también varía según el mismatch. En temporadas con buena concordancia, la efectividad puede alcanzar el 75 %, sin embargo, cuando la concordancia es baja la efectividad se sitúa en torno al 50 %.
En mayores de 65 años la EV es inferior a la de edades jóvenes. Los estudios de EV presentan gran variabilidad en función del objetivo que se pretenda medir (gripe confirmada, síndrome gripal o sus complicaciones). Se estima que la EV de las vacunas antigripales para los casos de gripe confirmada está en un 49 %36, pero asciende a un 85% para prevenir las formas graves de la enfermedad a esta edad.
La EV en embarazadas tiene especial interés, ya que existe una clara indicación de vacunación cuando el embarazo se desarrolla durante la temporada gripal. En un estudio realizado en más de 2.000 mujeres embarazadas durante los años 2011-2012, la EV en la gestante fue de un 50,4 % y la del recién nacido de un 48,8 %. En embarazadas infectadas por VIH también se ha observado que la vacuna antigripal presenta una efectividad del 57,7 %. Además, se ha visto una reducción de las hospitalizaciones secundarias por síndrome gripal en el neonato y disminución de los abortos y las muertes fetales en mujeres vacunadas.
En España, en cinco de las últimas 10 temporadas ha existido discordancia entre las cepas de gripe contenidas en la vacuna y las circulantes, lo que incide en una disminución de la efectividad de la vacuna. La inclusión en la vacuna estacional cuadrivalente de dos cepas de gripe B, una de cada linaje, junto con las dos cepas A (una del subtipo H1 pospandémico y otra del subtipo H3), incrementa la protección y disminuye el problema apuntado.
Extraído del: Documento de revisión técnica sobre la gripe en la Comunidad de Madrid
Autoras:
Dra. Esther Redondo Margüello
Dra. Isabel Jimeno Sanz