La vacuna, una herramienta de sostenibilidad de los Sistemas de Salud.

Comienzo con una pregunta que lleva pareja su consiguiente respuesta ¿por qué nuestros gobiernos no realizan un incremento importante del presupuesto sanitario en programas de vacunación a pesar de ser una inversión que reporta beneficios muchos mayores a los del gasto realizado? La respuesta, podría venir de nuestra mano, la de todos profesionales sanitarios, al intentar dar visibilidad a los beneficios indirectos de la vacunación y conseguir así  transmitir a los  gestores de salud, que la vacunación es una herramienta útil que contribuye a la sostenibilidad y la eficiencia de los sistemas sanitarios.

En el entorno de la UE el gasto sanitario crece más rápido que el PIB, debido fundamentalmente a un aumento progresivo e incesante  del estrato de población adulta y a la cronicidad, lo que determina una mayor demanda de servicios sanitarios y consumo de recursos; además España es uno de los países más envejecidos del mundo, junto con Japón e Italia, y las previsiones a futuro se mantienen en esta misma tendencia.

En estos últimos años de dificultad económica, hemos asistido a presiones en los presupuesto sanitarios que obligarían a haber realizado una “inversión inteligente de los recursos”, pero a pesar de ello, el presupuesto en prevención ha decrecido, no superando el 3-5% del total del gasto sanitario en países de la UE y dentro de él, la partida de vacunación ha supuesto aun un  capítulo menor.  Según un estudio sobre el dinero que gastan los países europeos en vacunación, publicado en 2016 en Human Vaccines & Immunotherapeutics, ninguno de los países europeos incluidos en el estudio dedicó más del 0,5% del presupuesto sanitario total a las vacunas y durante los años de crisis solo dos países, Suecia y Reino Unido,  aumentaron la inversión en esta partida. Comprobamos por tanto, que los programas preventivos, especialmente los de vacunación, son muy vulnerables en momentos de dificultad económica, por motivos muy diversos, entre los que se incluyen el que  van dirigidos a personas sanas, que sus efectos no se observan de forma inmediata, y que muchas de las enfermedades  que previenen son algo “olvidado” en Europa (poliomielitis, tétanos…).

A nuestros ojos resulta, cuanto menos, poco comprensible esta pobre inversión en vacunación, porque conocemos las múltiples ventajas que aportan las vacunas como son: el mejorar la productividad económica; minimizar el absentismo laboral; mejorar otras cargas indirectas asociadas a la enfermedad (disminución de la carga del cuidador, o disminución de costes de sustitución de personal o de subsidios de enfermedad);  mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos de una forma equitativa; favorecer el envejecimiento saludable, reduciendo comorbilidades, principalmente entre el grupo de pacientes crónicos (por ejemplo la vacunación antineumocócica evita un 20% de complicaciones cardiovasculares en enfermos con infección neumocócica; en el mismo sentido tenemos estudios de prevención secundaria del infarto de miocardio con la vacuna antigripal y de prevención del ictus asociado a episodios de herpes zoster mediante la vacunación para este virus); reducir intervenciones médicas y carga asistencial (en forma de costes directos); prevenir resistencias a antibióticos (vacuna antineumococica); prevenir el cáncer (vacuna VPH, vacuna HVB); cubrir necesidades médicas insatisfechas (vacuna del HZ para prevenir la neuralgia postherpética); y entre otras más, poder contribuir a la protección de otras personas mediante la inmunización de grupo  o de rebaño, “solidaridad” que se ve en una gran mayoría de las vacunas (sarampión, gripe, neumococo…).

Además, los programas de vacunación incrementan la salud de la población y el crecimiento económico del país en todas las etapas vitales, así  la vacunación pediátrica supone una inversión a largo plazo en las generaciones del futuro con un visible beneficio socioeconómico neto inmediato ; la vacunación del adolescente supone una rentabilidad a medio plazo al protegerle contra enfermedades que afectarían su desarrollo antes de la madurez y la vacunación en el adulto/ anciano es en realidad una inversión a corto plazo con importante contribución a un envejecimiento activo y saludable.

Datos que apoyan numéricamente estas afirmaciones se encuentran en diversos estudios, uno reciente de Ozawa S., publicado en Health Affaris, y realizado  en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, cifra  el ahorro económico de la vacunación en 44 dólares por cada dólar gastado. O los datos de otro estudio llevado a cabo en los Países Bajos, sobre el impacto fiscal de la vacunación de adultos desde una perspectiva gubernamental, que indican que la inversión de 1 euro en la vacunación de adultos genera más de 4 euros de futuros ingresos económicos.

Por todo lo aquí comentado, el sistema nacional de salud, debería adecuar  sus servicios y prestaciones a las nuevas necesidades de atención y  de evolución demográfica de la población, e incluir los programas de vacunación del adulto como uno de los pilares de las estrategias de abordaje de la cronicidad en nuestro país.

Las vacunas ofrecen la oportunidad de tener vidas sanas, libres de enfermedad, aportan equidad al sistema social, contribuyen al desarrollo de las naciones  y son sostenibles y solidarias.

Bibliografia:

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  2. Reeves A, Basu S, McKee M, Meissner C, Stuckler D. Does investment in the health sector promote or inhibit economic growth? Global Health. 2013;9:43.
  3. Suhrcke M, Stuckler D, Suk JE, Desai M, Senek M, McKee M, et al. The impact of economic crises on communicable disease transmission and control: A systematic review of the evidence. PLoS One. 2011;6(6):e20724.
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  11. Ozawa S; Portnoy A; Hiwote G. et al Modeling The Economic Burden Of Adult Vaccine-Preventable Diseases In The United States. Health Affaris. Oct. 12. 2016https://www.researchgate.net/publication/309096097_Modeling_The_Economic_Burden_Of_Adult_Vaccine-Preventable_Diseases_In_The_United_States

Dra. Esther Redondo Margüello

Jefe de División Vacunación Internacional. Organismo Autónomo Madrid Salud.

 

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